BLOGGER TEMPLATES AND TWITTER BACKGROUNDS

lunes, 30 de julio de 2012

21. No verte siempre


En este momento necesito algo que te borre,
que Dios se arrepienta y que no se acongoje
el día que dejes estar sobre la tierra.

Ojalá que una nube precipite y te robe,
espero que la luna salga sin decir tu nombre
y ese día se te acabe la mirada más tierna.

Quisiera que algo te desaparezca a prisa,
que la tierra te coma entre rocas y piedras
y que en el espejo aparezca una sonrisa.

Ojalá se te acabe la mirada que ciega,
la sonrisa que me tiene rota,
la idea que eres tú y que me atormenta.

En este momento Dios debió pensarte,
reflexionar si fue necesario crearte
o convirtió su error en mis paredes.

domingo, 15 de julio de 2012

20. Oído en la lluvia





Es difícil saber cuando empezaran las horas más oscuras de una vida, no atañen a ninguna razón son solo pequeños encuentros que se vuelven momentos eternos; yo misma estuve recordando varios que para muchos carecerían de belleza pero por su simpleza hace solo que sean más enigmáticos. Ahora mismo no sabría decir si es el tiempo libre que me permite pensar todo aquello reflexionado durante tantas noches o es algún escape nervioso que me permite reconstruir incluso hasta las sensaciones más profundas sobre mi piel. Podría maldecir en tono justo y amargo todas aquellas penas que viví calladamente por cada uno de esos terribles sucesos que acompañaron mi vida, pero no, de hecho. Hoy me coloqué sobre el calentón en pleno frío de sábado,  y empecé a sentir algo diferente, y entonces una imagen me sumergió. Me dirigí sobre mi cama, oyendo a las gotas con su delgado toque helado golpear mi techo protector, mis manos se habían entrecruzado por encima de mi cabeza justo en el prodigioso instante en que tu recuerdo, tan gentil, tan cálido recuerdo se acomodó en una de aquellas lagunas mentales que habían socavado mi mente por mucho tiempo. Tú beso, un cálido beso que incluso silencioso y suave tuvo un impacto potencialmente letal, y un sonido potencialmente mayor que el de cualquier estallido. Claro que el estallido fue dentro de mi corazón y esa letalidad se me quedó como una cicatriz de guerra, una cicatriz de cuanto te amaba aún.


Como si fuera poco pensarte no es suficiente, en el instante que te he imaginado junto a mi, acostado, haciéndome calor y compañía, ha llegado un mensaje tuyo... "Dulce, estoy aquí en el terraplén de la córdoba, subela, lleva botas, nos vemos allá." La lluvia no había cesado aún, los truenos a lo lejos suplantaban la calma de una ciudad muy agitada, toda la ciudad misma es un manto solamente dibujado por la lluvia estrepitándose con esa calma y a la vez con esa inercia que la hacen tan natural. Me levanté de la frescura de mi sábana y tomé el suéter mas próximo, bajé los escalones y atravesé la puerta de madera; caminé cerca de cuatro cuadras bajo la lluvia; ya mi pelo se mojaba y mis lentes se empañaban en cuanto soltaba el vapor de mis espiraciones al caminar. Al llegar, esperé bajo el techo de lamina azul de una casa de escombro y madera que tú y yo habíamos construido algún tiempo atrás, seguía intacto y también seguía vacía. Adentro solo estaba el olor a tierra húmeda, y afuera el silencio parecía jugar un papel más avasallador; entonces vi la hora, no podría quedarme por mucho tiempo y esperaba que llegarás pronto... pero no fue así. Dejé una nota discreta en un agujero del block de cemento y caminé rumbo a un puesto cerca de la esquina donde nos vimos primeramente. La lluvia no cesaba y para ese entonces sucedían un sinfín de cosas, está lluvia iba a mermarlas todas y más que nada iba acabar con mis planes, trataba de atribuir tu retraso al clima que imperaba en ese momento pero me sentía desesperar. 

Estando casi por llegar, tratando de esquivar autos con conductores aprovechados y charcos, caminando entre el mosaico de suelo que cada generación colocaba a la calle, y esquivando el vaporcillo putrefacto de las coladeras, llegué al puesto; "Cerrado", no había remedió más que regresar a mi casa mientras la lluvia arreciaba.

Llevaba los audífonos puestos, canturreaba quien sabe que melodía,  y entonces te vi, al otro lado de la calle con tu garbo, tu postura derecha, una de las manos en el bolsillo y la otra en un cigarro a medio prender. Un anuncio Neón rojo cubría de oscuridad tu rostro pero tu postura era inconfundible, volteabas a ambos lados, mientras yo me detenía a verte caminar directo a mí. Era la imagen que siempre había soñado, ambos bajo la lluvia; luego tomaste tu gran saco gris y desgastado y lo pusiste como "paraguas para dos", yo me sentía feliz de abrazarte mientras afuera la sinfonía de la lluvia ofrecía a un público escaso y ausente el mejor de sus conciertos. Una vez de nuevo en el terraplén de la córdoba miraste el interior de nuestra novela de ficción a la que le pusimos el nombre de "casa", un trueno había percutido con tal poder que por un momento me había asustado y te habías reído al ver mi sobrerreacción a algo que no podría dañarme nunca.

Me miraste un poco, quitaste con tus dedos secos algunas cuantas gotas que escurrían de mi cabello, tomaste mi mano para introducirnos en la casa, y colocando una rodilla a la altura del lodo del interior, extendiste tu brazo y el mío.

"- Sé que querías una iglesia, un sacerdote, un séquito de damas de honor y a tu familia, sé que hubieses querido un restaurante, un viaje pero; quiero cumplirte poco a poco tus sueños, como ahora que arrecia la lluvia y sé que te mueres por un beso, o como a partir de siempre, que te juraré amor eterno sin necesidad de contratos con las leyes o las leyes de Dios, siendo solo mi fidelidad hacia ti porque a nadie más le corresponde este cariño que no es divino, que no es humano, simplemente maravilloso. Pienso cumplir tus fantasías de tener un hogar echo por nosotros, en un sitio que te permita sentirte libre como aquí donde escogiste besarme por primera vez y hacerme libre de una cárcel de soledad. Te agradezco dulce mía, vida mía, y a cambio de todo lo estipulado, prefiero darte sueños hechos realidad"

Mi reacción fue eufórica, simplemente tenerlo ahí frente a mí, cumpliendo con la vida que solo en mis vagos sueños ideé, llenando los espacios donde mi imaginación jugaba aventuras, y tener la certeza de poder realizarlas.  Tomé su mano, levantándolo del fango, lo miré fijamente y el beso fue el principio de todos mis sueños aunque todo empezara por haber tenido un buen oído para escuchar esa naturaleza abierta y esporádica de la lluvia, así como siempre soñé mi vida, así como solo me permitía verla perfecta. Junto al ser más natural y perfecto.